Creo que he encontrado el camino, no sé donde me lleva, pero no me importa, es bonito, me gusta, y me hace sentir bien.
No alcanzo a ver la línea en el horizonte, pero tampoco me importa, lo que tengo aquí, cerca de mí, hace que se me olvide mirar mas allá. No lo necesito, no en estos momentos.
En estos momentos me dedico a pasear y disfrutar de las horas de mis días. A saborear los momentos, las charlas, las escapadas, incluso del trabajo.
Hacia tiempo que no disfrutaba tanto, incluso en los días mas largos y pesados, saco provecho de todas mis actividades.
He aprendido a escuchar, a esperar, a vivir con lo que tengo.
Hay personas que se ofuscan tanto persiguiendo un sueño, que olvidan que tienen una vida por delante, y está, la malgastan en busca de una utopía que no saben siquiera si será lo que de verdad desean.
Por supuesto que creo en los sueños, soy un soñador empedernido, pero mientras los consigues, tienes que tener los pies en la tierra y sacar partido a todos tus momentos.
Después de averiguar, que la felicidad nunca será completa, me he dado cuenta, que lo que importa son los momentos que vives mientras intentas alcanzarla, que no importa el cómo ni donde, lo importante es que estés. Que puedas estar ahí para contarlo, que intentes disfrutarlo, que aprendas, que observes, que escuches, que saboreés esos instantes.
Haz un alto en el camino, observa todo lo que has aprendido, lo que has andado, toda esa experiencia, toda esa vida. Observa, como el paso del tiempo te ha concedido mas sabiduría. Observate, mira quien eres, lo que eres, y hasta donde has llegado. No te quejes de tus errores, has aprendido de ellos, ahora..... sabes mucho mas que antes.
Ahora, disfruta del camino.